miércoles, 16 de enero de 2008

CUENTOS DE "MUFAS"


Acabo de ver una película argentina que se llama La suerte está echada de Sebastián Borensztein. Es la historia de dos hermanos que sufren de cerca la muerte muy lenta de su padre, quien les pide, por cierto, antes de morir que le cumplan un deseo (no les cuento cuál es, vean mejor la película).

Pero, además, paralelamente, está la historia de Guillermo, uno de los hijos, quien pierde el empleo, la novia y busca conquistar a una chica aprendiendo a bailar tango. El otro hermano es Felipe, un actor de teatro, que está convencido de que es un “Mufa”, un mala suerte, así es como los llaman en argentina. Felipe es el “mufa” y cada vez que lo saludan otros personajes, masculinos, se agarran de inmediato el testículo izquierdo, tal cual, para que no los sale el “mufa”, aquí seria como golpear tres veces un trozo de madera.

Pero Felipe, luego de varios traspiés, descubre que son pavadas, que tiene mala suerte quien se la cree y, en todo caso, el gran problema de ser un “mufa” es contárselo al resto, porque son ellos los que se comen el rollo y terminan construyéndote una insoportable fama de mala suerte que es la que, ciertamente, te tortura. Es decir, la fama es la que termina arruinándote la vida y no la creencia de que todo lo que tocas se va al carajo.

Me puse a pensar si todo esto de las taquicardias y de la mala suerte que creo que arrastro, desde que me mude a este edificio, no es un rollo que me hicieron creer un grupo de amigos. Si contarles mis historias, que para mi no pasaban de ser cuentos divertidos, hicieron que termine por convencerme de que este rincón es un imán de eventos desafortunados. Insisto, para mi eran hechos divertidos, pero la infame fama creció y aunque, felizmente, no creen que soy una “mufa”, si creen que el azar se ha ensañado conmigo y que cada día que despierto debo estar preparada para lo que se viene.

Hoy he decidido rebelarme contra ese grupo de desadaptados y decirles que sí creo en el azar, pero no en esa idea preconcebida de que mi casa es un imán de eventos “mufa”. Basta de pavadas! Por eso he decidido no mudarme, así es, no me voy, me quedo en este edificio, reto a las malas rachas y – a riesgo de que tengan razón y de que las plagas de murciélagos regresen –volteo la página.

Gracias por soportar mi catarsis. ¿Creen que existen los “mufas”?, ¿Algún “mufa” está leyendo ahora mismo este blog? Si debo retractarme avísenme. Hasta mañana, debo empezar a pintar mi departamento porque de aquí nadie me mueve.

Por lo pronto les dejo un extracto de la película La suerte está echada, en la que Felipe, interpretando a Otelo, demuestra con extrema claridad qué es un “mufa”.

La suerte está echada - Sebastián Borensztein

miércoles, 2 de enero de 2008

FUEGO EN EL PISO 3



Hoy me disponía a desconectarme por un rato, zambullirme en un buen libro y escuchar Pink Floyd, empezando por “The final cut”, por supuesto, cuando el sonido del intercomunicador me interrumpió. Abandoné mi cómodo sillón por un pequeño instante, levanté el auricular y…:

-Hay alguien ahí, pregunté. (“Is there anybody out there?”, Pink Floyd vuelve a mi cabeza).

Y allí de golpe terminó mi mañana perfecta.

-Incendioooooooo! Se quema la casa que está detrás de la suya, hay humo, FUEGO!!!!.

Empecé a caminar de un lado a otro totalmente en pánico ¿Y ahora, qué hago? Por la ventana que da a la parte trasera del edificio no veía nada ni siquiera olía a quemado. Pero ciertamente las palabras del intercomunicador sonaban a todo menos a una broma. Así que saqué el balón de gas a la sala, lo más lejos posible de la cocina, busqué una mochila y metí mi laptop, a Facundo(mi oveja morada), mis libros de Auster, mucha música, dinero y por si acaso un par de mudas. Estaba lista entonces para dejar mi pasado, presente y futuro, para que se quemara todo como un vil muñeco de año viejo.

Con la computadora a cuestas estaba segura de que podría sobrevivir y el resto, el resto podría recuperarlo con los años y con un par de cuotas de mi tarjeta Ripley. Busque una cámara de fotos y fotografié todo mi departamento para no olvidar lo vivido, incluyendo lo que no me hubiese gustado vivir. Fotografié, claro, mis palmeras, el dibujo del loco Palma, los trazos de Björk, y cerré la puerta.

Treinta segundos después apareció el inmenso camión cisterna de los bomberos:

- Señorita, ¿Dónde es el incendio?

-A la espalda, justo detrás de mi edificio -atrás de todo lo que tengo, pensé.

Espere con mi mochila al hombro, había decidido observar, desde la banca del otro lado de la pista, como mi rincón se iba consumiendo de a pocos. Recogería un puñado de esas cenizas para conservar ese retazo de mi vida que estaba a punto de viajar hacia la tropósfera, la atmósfera, el espacio celeste. ¡Adiós!

-Hey, señorita!, era un incendio en un techo, unas ramas viejas, el fuego ya está controlado…no fue nada.

Me sentí de pronto ridícula parada en medio de la avenida, con mi mochila al hombro y con esa visión fatalista de la vida a cuestas. Enrojecida y claramente avergonzada regresé a mi rincón, desempaqué y empecé a escribir este post.

Ahora solo me queda compensarlos por este frustrado Armagedon y se me ocurrió que escuchar "The final cut" puede ayudar en algo.

*Esta parte me gusta mucho:

And if I show you my dark side
Will you still hold me tonight?
And if I open my heart to you
And show you my weak side
What would you do?
Would you sell your story to Rolling Stone?
Would you take the children away
And leave me alone?
And smile in reassurance
As you whisper down the phone?
Would you send me packing?
Or would you take me home?

The Final Cut (Parte 1)

Y bueno les dejo también “Wish you were here”

PINK FLOYD - WISH YOU WERE HERE