sábado, 3 de mayo de 2008

LA RAÍZ DE MIS MIEDOS


Hace unos días conversando con mamá R. entendí cómo, cuándo y bajo qué circunstancias empezó todo. Y cuando hablo de todo, me refiero a encontrar la raíz del miedo, el origen de mis fobias, taquicardias y demás eventos inesperados, que suelen poner a prueba mis nervios de goma.

Todo indica que el inicio de mi vida está estrechamente relacionado con mi carne trémula. Y la historia empieza una semana atrás, cuando mamá R. y yo conversábamos de la vida tumbadas en la sala de la casa. Yo planeaba un viaje a Bogotá con P., mi mejor amiga de la universidad y de la vida, con la misma P. con la que solo estudiábamos por las madrugadas, porque odiábamos el ruido de las tardes y porque por las tardes, preferíamos tomarnos un café, fumar un pucho y hablar de nuestros líos. P. intentaba convencerme de que la acompañara a un viaje a Bogotá, a la feria del libro, al encuentro de cronistas. Yo hacia cálculos y pensaba en como huir del trabajo.

De pronto se me ocurrió preguntarle a mamá R. si había estado en Colombia, alguna vez, y respondió:

-Ambas estuvimos

-¿Yo estuve?

-Claro, en mi barriga, yo tenía 5 meses de embarazo. Esos eran días difíciles en Colombia, el narcotráfico y las FARC que secuestraban a todo extranjero que se topaban en el camino.

-¿Y viajaste estando embarazada?

-Sí, tu papá llegó un día por la tarde, me contó que acababa de comprar un volkswagen del año color blanco humo y me dijo: mañana por la mañana, partimos a Venezuela. Eso implicaba cruzar todo Ecuador y la violenta Colombia de entonces. Papá R. conduciría.

-¿No pensaste en lo arriesgado del viaje? Vamos, yo estaba en tu panza.

-Sí, pero era una aventura y un viaje que habíamos querido hacer hace mucho tiempo. Pero tomamos precauciones ehhh!!! solo viajábamos por las mañanas, nunca por las noches.

Vaya excusa.

Era fines de 1976, papá R. recuerda hasta hoy, partiéndose de risa, todas las peripecias por las que pasamos. En Guayaquil, por ejemplo, el auto desapareció una noche y lo hallaron al día siguiente cuadrado en un parque ¿Qué había pasado? Había un desfile y el municipio no tuvo mejor idea que mover el auto a un parque lejano, claro, sin avisarle a los dueños. Cuando atravesaron Colombia, con los nervios crispados, el look de pelo largo de papá R. y la gorra camuflada que había comprado en el camino, solo consiguieron darle más el aspecto de un muchacho rebelde que el de un ingeniero mecánico. El ejército colombiano los detuvo más de una vez en el trayecto.

Mi madre recuerda además…

-No sabes los sustos que nos diste, por momentos pensábamos que ibas a llegar antes de tiempo. Era como si estuvieras tensa.

Papá R. enumera riendo todos los controles por los que tuvimos que pasar mientras atravesamos tierras colombianas, toda la convulsión que se vivía por esos días, que hacían del viaje una verdadera aventura o tortura. Quizá por eso traté de escapar a los 5 meses, quizá porque sentía ya mis primeras taquicardias, mis primeras danzas temblorosas en la panza de mamá.

Ese viaje, en cierta forma, explica mucho de mi vida, de mi vocación, de mi extraño gusto por el estrés, aunque trate de ocultarlo en este blog. Creo que el viaje a Colombia fue decisivo. Y si lo analizan, detenidamente, puede explicar la raíz de mis miedos.

1 comentario:

EDRIN dijo...

Maravilloso, excelente lugar me he topado hoy, un colega mas con taquicardias abstractas, habitante de Colombia un país de sobresaltos cardiacos, todo lo expuesto en este lugar es precioso en verdad, identificado totalmente.